domingo, 30 de mayo de 2010

Cuando la luz obscurece el alma





Entonces se prendió la luz. Todo había estado obscuro hasta entonces. Había estado caminando sin saber, había estado tanteando sin saber. Me había dado algunos golpes, golpes que me busque solita, golpes que me busque aún sabiendo que me lleno de moretones facilmente. Y ahí estaba, llena de moretones que no podía ver con la luz apagada, pero que podía sentir claramente. Al principio me mandé hasta con los ojos cerrados. Llamame imprudente, llamame aventurera, llamame humana, llamame como quieras. Caminaba con los ojos cerrados y la luz apagada. Ya se, no te sorprende. A nadie le sorprende. Entonces algo me golpeó. Y me golpeó fuerte, y al principió me dolió, hasta que me di cuenta que era. Lo que me golpeó fue una pared, me di contra la pared, con los ojos cerrados y con la luz apagada. Y podría parecer algo malo. Dios sabe que al principio me costo recuperarme del golpe. Dios sabe que al principio me costó entender. Pero después de golpearme algo bueno pasó. Abrí los ojos, con la luz apagada. Abrí los ojos y me recosté contra la pared. Me recosté contra un límite. Un límite tangible, un limite real. No podía creerlo, estaba feliz. Yo, mis moretones, mis ojos abiertos y mi pared. Y no me quería mover, y los moretones empezaron a sanar. Pero así no soy yo, nunca fui así, me tenía que levantar ¿Querés saber si no me llené de miedo? Si, me llené de miedo. Tenía miedo de no encontrar otra pared, tenía miedo de mandarme a caminar otra vez, a golpearme y moretonearme pero sin encontrar pared. Y me mandé, otra vez sin saber. Pero con los ojos abiertos pero ojos sin ver. Y caminé otra vez, y hubo mas moretones. Y hubo otra pared. No solo una pared, dos paredes. Dos paredes y la unión de ellas. Dos paredes, la unión de ellas,muchos moretones, los ojos abiertos y la luz apagada. No podía ver, pero podía sentir. Sentía la luz apagada, sentía los moretones en mi piel, sentía la pared bajo mi mano, los ojos abiertos, mis ojos sin ver. Y entonces pensé que no necesitaba ver. Podía seguir, podía esperar. Con los ojos abiertos y los ojos sin ver, podía esperar. Y me senté a esperar. Me senté a esperar en la unión de mis dos paredes, me senté a soñar en la unión de mis dos paredes. A soñar y a imaginar. A pensar en como iba a ser, a pensar como iba a ser al fin ver. Al fin caminar sin miedo a los moretones, al fin no necesitar sentir las paredes bajo mis manos para saber que estaba ahí, al fin tener los ojos abiertos, y ya no tenerlos sin ver. Me senté a imaginar como iba a ser cuando al fin pudiera ver, y ¿Sabes que? Sentada ahí, imaginándome, los moretones ya no me dolían. ¿Seguían ahí? Si, pero no me dolían, no me dolían si no los apretaba. Estaba ahí, feliz. Y entonces, entonces se prendió la luz. Todavía no se como se prendió la luz, yo no la prendí. Se prendió la luz y estaba sola. Se prendió la luz y estaba totalmente sola, pero antes no había estado sola. No había sido tangible, no había estado segura de no estar sola, pero... pero me había parecido, me había parecido que no estaba sola. Había podido soñar que no estaba sola. Y ahora con la luz prendida no puedo soñar que no estoy sola. Y ahora con la luz prendida no puedo no ver los moretones. Y ahora con la luz prendida, los veo y me vuelven a doler. Y ahora con la luz prendida, otra vez no puedo ver. 




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Black Moustache