martes, 4 de mayo de 2010

Aquel día en el parque

Estaban los dos sentados en el parque de siempre, los dos esperando. Ella esperando que el entre en razón, él esperando que ella deje de esperar. Aunque él sabia que ella no se iba a cansar. El viento soplaba fresco, la gente pasaba y los miraba, a lo lejos se escuchaban risas despreocupadas, pero ella no podía pensar en nada, nada que no fuese él. Con sus ojos usualmente dulces que ese día parecían tan perdidos. Quiero rescatarte pensó para sus adentros. Quiero pero no se como. Él seguía con su vista clavada en el suelo, con el seño fruncido.
Ambos expectantes de los movimientos del otro.
Ella quiso tomar su mano, pero él hizo fuerza para no dársela. Un dolor le pincho el estómago. Cada gesto que él negaba a ella le dolía. Insistió pero él no dejaba de hacer fuerza, haciéndole doler cada vez un poquito mas.
Pero ella estaba determinada a no quedarse afuera, ella necesitaba no quedarse afuera. Hizo aún mas fuerza hasta que él aflojó y la dejó colocarse entre sus brazos. En ese instante se sintió como si hubiese encontrado su lugar, era ahí, con él. Se sintió en paz.
Pero él seguía encasillado.
La desesperación brotó dentro de ella. No puedo dejar que se equivoque así, no puedo no cuidarlo. Pero él no aflojaba.
Entonces en su desesperación, sin saber que más hacer, ella lo dijo:
-Si es así, no puedo estar contigo.
Cuando las palabras salieron de su boca inundaron el aire con una sensación amarga, dejando atrás un silencio denso. Ella lo miraba preocupada, él seguía con la vista baja.
Hasta que al fin, la miró.
Apunto esos ojos hermosos a ella, esos ojos que cuando la miraban sentía que la desnudaban, se sentía indefensa y a su vez, a su vez se sentía segura.
Esos ojos mostraron primero sorpresa. Sorpresa y enojo, casi parecieron decir "¿Como podes decirme eso?". Ella vio su sorpresa, vio su dolor. Pero no parecía ser suficiente. Sigue sin ser suficiente. Él sigue igual de determinado, y yo ya jugué mi última carta. Mi mísera ultima carta
Los minutos pasaban y esa determinación no parecía desvanecerse. Con cada segundo ella se sentía un poco mas perdida.
No afloja, no afloja y ahora tengo que hacerlo, tengo que irme ¿Como irme y dejarlo hacerse mal como si nada? ¿Como no cuidarlo? Las dudas brotaban en su cabeza, cada una generando una lagrima nueva. ¿Como hago para vivir sin él? No puedo vivir sin él, mi cuerpo no puede aceptarlo y mucho menos mi corazón. Y las lágrimas seguían brotando.
 
Partiendo de sus ojos, resbalando por su mejilla, y finalmente cayendo, hasta terminar explotando contra su pantalón...

 
Con la caída de cada lágrima a él se le venía el alma al piso. ¿Porque es que llora así? Continuaba pensando. No llores, no estés mal, no se ni como hice para hacerte mal esta vez...No quiero hacerte mal.
Entonces fue él quien comenzó a desesperarse. Necesito que estés bien, necesito que entiendas que te necesito conmigo. Pero esas no son cosas fáciles de entender, y no son cosas fáciles de decir. Acerco sus labios a su mejilla húmeda, y con dulzura la besó. Ella paró en seco y lo miro. Su cara cubierta en lágrimas estaba gestando una mueca dolorosamente dulce. Él no pudo hacer otra cosa que sonreír. Sonreírle y abrazarla fuerte. Quiero hacerte reír. Pensó. Y así lo hizo. La hizo reír, y llorar, pero sobretodo reír. Pero no era suficiente. Él no quería que ella siguiese llorando. Tengo que decirle, ella tiene que saberlo. Junto fuerza, puso su cara contra el cuello de ella, cosa de no poder verla cuando lo dijiese, y al fin lo dijo.
 -Sos lo único que tengo.
Ella dejó hasta de respirar, aún aferrada a él.
-Y si tengo que hacer esto para... para no perderte, lo voy a hacer. Sos lo único que tengo y una de las pocas cosas que valoro-
 
Y luego de decir esto tomo mucho aire, y se aflojó todo entrelazado entre sus brazos...
 
Ella no podía creer lo que había escuchado. Ya no sabía si estar bien o no. Las cosas que él había dicho... Las cosas que él había dicho la habían llenado como nada lo había hecho antes, pero la habian hecho sentir culpable, culpable de hacerlo depender de ella. Tú no sos lo único que tengo, pero sos lo único que necesito, lo único que quíero tener conmigo, Le quiso decir, pero las palabras no encontraban orden en su boca. Nadie me hace más feliz, a nadie quiero cuidar más que a ti. Pero no lograba pronunciar palabra. Necesitaba expresarle todo lo que sentía pero no sabia como, necesitaba que él entendiese. Y entonces supo como hacerlo, y las palabras simplemente estaban prontas para salir. No necesitaba una respuesta, había dejado de buscarla hacia un tiempo, solo necesitaba que él lo supiese, que él lo escuchara de esa forma directa, y ESE era el momento de decirlo.
Tomo aire y se dejo llevar
-Te amo-
Le dijo tiernamente al odio, llena de miedos se alejo algo de él, pero él seguía aferrandola, no planeaba dejarla ir...  



1 comentario:

Black Moustache