Cuando era chica me regalaron un cuento, un cuento que me encantó, que me inspiró y que me hizo querer vivirlo. De a poco me di cuenta que las cosas nunca pueden ser como ese cuento. Y eso no esta mal, solamente es diferente. Y diferente tiene todo el potencial para ser muy muy bueno. Diferente me hace feliz, y diferente es lo que me gusta vivir todos los días.
Aunque diferente implica fuerza. Porque diferente implica hacer cosas, diferente implica luchar mucho por conseguir lo que uno quiere, y muchas veces arriesgarse a quedar muy herido.
Pero aún así, hoy, diferente me hace feliz y no cabe duda alguna.
Hay días en los que me agoto. Hoy por ejemplo me agoté. Las cosas me cansan y me abruman, y necesito parar en seco, y tener un minutito para decir "no hagas nada, no pienses en nada".
Algunas veces eso me pasa.
Y algunas veces simplemente no puedo evitar mirar la imagen esa de cuento de hadas que me regalaron. Donde la princesa tiene su castillo y ahí se siente segura. Donde siempre hay un príncipe que viene y la rescata del dragón. Donde los malos tienen todos bigote puntiagudo y se ríen "Muahahahaha". Pero no miro con tristeza, ni verla me hace sentir mal, simplemente me hace pensar.
Solamente de a ratos, esta princesa tiene ganas de bajar los brazos y que la rescaten.
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