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martes, 1 de mayo de 2012

sinestesia de Elton John

Y el siente

Las mismas preguntas me dan vueltas por la cabeza.
No me dejan dormir, no me dejan pensar.
No se porque esto se volvio el centro de mi mundo.
No advertí cuando llegabas, no me di cuenta que te dejé entrar.
Me gustaría poder entenderte mejor,
algunas veces siento que no puedo.
Pero creo que no me interesa, si te puedo tener

Y el dice
What I've got to do to make you love me?

Me ves? me sentis dar vueltas a tu alrededor?
Siento que perdí mi proposito, solo soy lo que siento que tu queres ser

What I've got to do to make you care?

 Todo me da vueltas y vueltas, y simplemente
me dejor caer.

What do I do when lightning strikes me?

Y si sigo cayendo?

And I wake to find that you're not there?






sábado, 11 de diciembre de 2010

Capítulo Final

Mi hermano estaba desquiciado. Cuantas veces una niña puede decir eso y saber que lo dice en serio. Cada palabra. Estaba desquiciado y me estaba arrastrando a mi en esa locura que era su delirio. Pero no podía permitirlo. A lo largo de los años me había dejado atrapar casi sin darme cuenta como por la corriente en la playa. Un minuto estas nadando tranquilamente, y de golpe ya no haces pie y no tenes fuerza para empujar a la orilla. Era momento de ver que tan lejos estaba la orilla.
No me había dejado llevar por miedo a morir, sabía que nada malo iba a pasarme, pero la verdad, temía por él.
Pero ya no más. Ya no me iba a arrastrar de pueblo en pueblo. Ya no me iba a hacer esconderme de todo y todos. Ya no iba a tener que inventarle mas excusas. Porque era momento de que Francisco enfrente a Asesino.

-FRANCISCO DATE CUENTA- Le dije desesperada. -DATE CUENTA DE COMO SON LAS COSAS, YO SE QUE PODES GANARLE-

Mi hermano me miró con los ojos perdidos, claramente no entendía nada.
Me sorprendería si lo hiciera.
De repente se sentó en el suelo, se agarro la cabeza, se puso pálido.

-NO FRANCISCO, NO DEJES QUE TE DERROTE, TU SOS EL MAS FUERTE.-
-¿Que me derrote quien Celeste, de que estas hablando?-

-Asesino Francisco, no lo dejes ganar- Mis plabaras ya no eran un grito desesperado, ahora eran un llanto doloroso de ayuda.
-¿Donde, donde esta?- Preguntó Francisco asustado, mirando para todos lados.
-Ahí Francisco-
-¡¿Ahí donde Celeste?!-
-AHÍ FRANCISCO, AHÍ AHÍ AHÍ ¡AHÍ ADENTRO TUYO! ¿QUÉ NO TE DAS CUENTA? ¿QUÉ NO TE ACORDAS? SOS TU FRANCISCO-
Ahora si que parecía sorprendido, ahora si que se había perdido. Se recostó en el suelo embarrado y vomitó.
Le acaricie la espalda para que se recupere.
Luego lo agarre con fuerza y le susurre al oído todo, rápido antes de perderle, antes de que él llegue.
Le susurre como lo había encontrado ese día en el bosque, como había visto como mataba a Rossana, como me había dado cuenta de lo que pasaba y como lo había convencido de huir. Como cada vez que llegabamos a un lugar me aseguraba de ayudarlo para que nadie le hiciera daño. Como Asesino me explicaba que no podía parar, que no podía no hacerlo. Como yo le creí inocentemente, y como ahora sabía que el podía salvarse.
Fue mucho para Francisco, y en un ataque de furia se paro de un golpe de la posición en la que estaba empujándome contra un árbol.
Si había algo en lo que Asesino y Francisco eran iguales era en su amor por mi, en seguida que me vio contra el árbol corrió en mi dirección, y fue tan extraño sentir como los dos decían que me iban a cuidar.
Le di un cachetaso.
-Francisco tu sos fuerte. FRANCISCO REACCIONA-

Y entonces ya no se que pasó. Solo puedo suponer. Solo puedo suponer que comenzó a recordar su otra vida, su otro yo. Suponer que empezó a llenar los baches que faltaban en su vida. Suponer que Francisco y Asesino no son la misma persona y adentro de el, luchaban por sobrevivir.
Solo puedo suponer porque Francisco callo desmayado en ese momento.
Y yo me senté al lado de el, quien sabe por cuanto tiempo, la lluvia comenzaba a caer otra vez.


Hasta que al fin despertó, siendo solo uno de los dos

viernes, 10 de diciembre de 2010

Capitulo 3 de 4

Toc, toc toc toc...
El agua cae de forma seca sobre nuestra carpa. Toc, toc, toc, Celeste duerme.
No logro recordar cuando me fui a dormir, estaba demasiado cansado.
Celeste parecía estarlo también, la veo en su sobre con su cara sudada y su pijama aún doblado al lado de su almohada.
¿No se cambió anoche? Eso si que es cansancio.
Salgo y me paro abajo de la lluvia, simplemente a sentir el agua caer. Toc, toc, toc.
Estoy cansado de huir, estoy cansado de tener miedo. Estoy cansado de tener miedo por la pobre celeste.
Ya no quiero nada mas de esto.
La cabeza me comienza a pensar, me empiezo a sentir mareado.
Es que es tan difícil seguir así, no establecerse en ningún lado.
La cabeza me palpita del dolor, el agua cae y se escurre por mi cuerpo.
Es tan difícil no ESTAR verdaderamente en ningún lado. No SER nadie. No SENTIRME nadie.
Necesito sentirme alguien, en algún lado.
Creo que voy a vomitar del dolor.
Escucho que el cierre de la carpa se abre, y Celeste sale de adentro.
Ya casi no llueve.
Me doy vuelta para darle los buenos días, pero me quedo observándola en silencio.
Su ropa esta cubierta en sangre, sus ojos hinchados de llorar.
Mi primer impulso fue susto, pero enseguida me di cuenta que no era su sangre.
Algo raro esta pasando.

-¿Celeste de quien... ?- No puedo ni terminar la frase.
Celeste se larga a llorar, y me abrasa.
-REACCIONA! - Me grita - DATE CUENTA PORQUE NO PUEDO SEGUIR ASÍ-



Continuará...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Capítulo 2 de 3

Había cosas que siempre me habían costado en la vida. Admitir cuando estoy errado o cosas así... pero matar nunca había sido una de esas.
Lo sé ¿Es un poco tétrico no? La verdad es que simplemente no me llega tanto. La verdad es que me produce mucho placer. Es tan delgada la linea entre la vida y la muerte, y no la aprecias verdaderamente hasta que no has obligado a alguien a cruzarla. Hasta que no te han penetrado los ojos de tu victima en búsqueda de algo de piedad. Si, the finer things in life...
De todas formas, la sociedad hoy en día no es digamos... la fanática numero uno de los sádicos sedientos de sangre, por eso tengo que mantener el perfil bajo.
Si mato mucha gente seguida, soy un asesino a serie. Odio esa clasificación. Siempre buscando un motivo, siempre buscando un patrón, algo que impulse a este loco suelto a matar gente.
¿Qué no puedo ser una persona normal con un pasatiempo incomprendido?
Entonces tengo que cambiar de locación constantemente, y hacerlo siempre con cautela.
Viajo solo preferiblemente, no strings attached, es mas cómodo.

Y ¿Qué mas puedo contarte de mi? Aaah si, mis presas favoritas.
La verdad es, que yo no los busque, ellos me buscaron. Fueron aproximadamente tres semanas en las que cada vez que cambiara mi escondite los encontraba. Cada pueblo estaban ahí, no importa que tan al azar lo hubiera elegido o que tan pequeño fuera el pueblo.
Entonces decidí que se lo estaban buscando.
Pero no quiero lastimarlos, no por ahora.
Por lo menos no a ella. Ah, porque no te conté. Son dos, un hermano y una hermana. La pequeña... la pequeña me resulta fascinante ¿Te dije que mas de una vez hasta hablé con ella?
Su hermano mayor no tiene ni idea, pero la pequeña Celeste me encontró en plena andanza una noche.
Nos miramos serios por un segundo, y en seguida, no se porque su mirada se ablandó ante mis ojos.
Los ojos llenos de lagrimas, el cerquillo pegado a la frente a causa del sudor, me miró con lo que supongo yo era miedo.
-¿Porq... - Trató de pronunciar, pero no pude hacer mas que interrumpirla.
-No voy a hacerte daño, no te asustes ¿Cual es tu nombre?-
Me observó horrorizada y en lo que yo creo era un estado de shock. Las lagrimas brotaron nuevamente de forma abrupta, pero me quede callado, bañado en sangre observándola.
Al final se recuperó.
-Celeste-
-Bueno Celeste, no tenes nada de que preocuparte, a ti pequeña no te voy a hacer nada-
Celeste asintió. Me di medía vuelta, para caminar hacia un lago que sabía que había cerca de ahí y cambiar mi ropa. Celeste me siguió en silencio.
Cuando me había cambiado me senté en el suelo y ella se sentó conmigo.
-No te voy a delatar, no te preocupes- Me dijo con sus ojitos llenos de nervios.
Tanto que me puso a mi nervioso, y comencé a sudar.
-Esta bien- Asentí
-Deberías irte- Me dijo. Y yo sabía que ella tenía razón.
Corrí sin saber a donde iba, dejando atrás a la pequeña celeste. Mis manos sudando aún por los nervios.
Y así cada tanto me la encuentro, por lo general antes de matar o después de. Ella me acompaña, me regala ropa, se fija que este bien y luego se va.
No, la pequeña Celeste no tiene de que preocuparse.


Continuará...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 1 de 3

Lo único que podíamos hacer ahora era correr. Escapar y tratar de escondernos de ese peligro inminente que parecía estar empecinado en seguirnos. En cada lugar en el que estábamos mas de un día comenzaban a pasar cosas extrañas. La gente comenzaba a morir, y sabíamos que eramos los objetivo de esos ataques frustrados. Los noticieros locales estallaban en desesperación apenas siquiera nos posábamos en algún pueblo. Hacía tanto tiempo que las cosas eran así que casi no podía recordar como había comenzado. Casi. Una mañana como cualquiera en el orfanato en el que vivíamos, mientras descansaba en mi cuarto escuché los gritos desesperados de la encargada. Me paré de un salto de mi cama y baje la escalera, me sudaban las manos. Para cuando llegue a donde estaba la encargada me sudaba todo el cuerpo por los nervios. La mujer lloraba desesperada y tenía en brazos un pequeño cuerpo bañado en escarlata sin vida. La imagen me quedó grabada en la retina, ya hasta el día de hoy tengo miedo de cerrar los ojos y volvernos a encontrar. Nunca había visto un muerto, y a mis 17 años fue algo que verdaderamente me impresionó. Mi hermana estaba parada al lado de la encargada con los ojos en blanco, la boca abierta y el cerquillo pegado a la frente. Cuando notó mi presencia me hizo señas de que la siguiera. Me llevó a la cocina y me tomó el brazo con preocupación.
-Yo vi cuando sucedía Francisco. Lo vi, como Rossana estaba jugando y la agarraban, y la mataban en el bosque. Lo vi todo- Me dijo desesperándose.
La tomé en mis brazos con fuerza, y ella me sostuvo un segundo, para luego correrse y mirarme directamente a los ojos.
-Tenemos que irnos. Quien lo hizo, quien lo hizo me vio Francisco, tenemos que irnos de acá.-
Y así comenzamos a huir. Y el asesino comenzó a seguirnos.

Era llegar a un pueblo para que la gente a nuestro al rededor desapareciera o muriera. La dueña del bar donde habíamos comido, el dueño de la posada donde habíamos planeado dormir. No podía ser coincidencia. Ya simplemente parecía que se había vuelto casi un deporte. Mas que matarnos era perseguirnos, aterrorizarnos. Pero no iba a arriesgarme a que la persecución al final le aburriera.
Y es así que mi hermana y yo huíamos cada vez que las cosas comenzaban a tener sentido. 

Celeste tenía solamente 12 años, no era una vida para ella la que estábamos llevando y yo lo sabía. En mi afán de proteger a mi hermana de lo que nos sucedía nunca me quedaba claro si le hacía mas o menos daño que nuestro sigiloso asesino.
Pero no podía arriesgarme. Celeste era lo mas importante en mi vida, y no podía permitir que nadie la lastimase.



Continuará...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La tragedia

He sentido desesperación en varias veces en mi vida. No es un sentimiento totalmente desconocido para mí, lo admito, pero esto que estaba sintiendo ahora era algo mas, no era de este mundo, no era un sentimiento humano. Mis manos sobre la tierra palpaban la superficie sintiéndose impotentes. Ya no había nada mas por hacer, ya no tenía sentido. Sentí como las lágrimas brotaban de mis ojos, o tal vez ya lo habían hecho hacia rato y simplemente no me había percatado. Este llanto duro y pesado como la piedra me desgarraba el alma. Nadie conoce el dolor como lo conozco yo, como lo conocí yo después de esa noche. Y tenés que entender, una mujer desesperada es capaz de cualquier cosa. Un ser humano desesperado es capaz de cualquier cosa. Cosas que nunca se imaginó, cosas que nunca pensó que podría terminar haciendo. Tal vez fue por eso que el olor a azufre y sal no me llamó particularmente la atención en ese momento. Desesperación.
-Creo, que fácilmente podemos llegar a un acuerdo- Una sombra se apareció a mi lado, pero ya no tenía mas fuerza en mi interior para sobresaltarme.
Trate de decirle a la sombra que se aleje de mi, pero mi boca solo emitio sollosos.
-Sh sh sh, no digas nada, me alcanza con que me escuches...-
Levanté mis ojos hasta encontrarme con la sombra que me miraba con unos ojos que no logre distinguir si estaban llenos de confianza o malicia.
-¿Así de egoísta vas a hacer? ¿Eso es amar para ti? Pensé que hablabas en serio cuando dijiste que morirías por él...-
Y luego de eso desapareció, dejándome sola con esas palabras dándome vueltas.

Morir por él, morir por él

domingo, 3 de octubre de 2010

El no mirar mirando

No me molesta que el sol se filtre por las rejillas de mi oscura persiana en la mañana. No me molesta que insista en despertarme acariciándome el rostro con gentileza. Me molesta que lo logre.
Finalmente no había otra opción, había que despertar. Me dispuse a abrir el primer ojo, y casi que escuche el ruido que hace una puerta vieja y oxidada cuando no quiere abrir. Así sonaban mis ojos. Ahí va, el primero ya esta, ahora el segundo... El segundo ya estaba menos oxidado, abrió con mayor facilidad. Mi espalda comenzó lentamente a agregar grados de verticalidad, y entonces me encontré totalmente erguido en mi cama, observando mi pared desnuda. Sin ser por la cama en la que me encontraba al momento y el escritorio con su respectiva silla y lampara, ese pobre cuarto estaba totalmente vacío.
Tac tac tac. Suenan mis pies mientras camino por el corredor de mi casa yendo al baño. Tac tac tac.
Y pensar que no tengo zapatos puestos, que firme que piso el suelo.
Me empapo la cara pero sin mirarme al espejo, el agua chorreando quería distorsionar mi imagen somnolienta.
Tac tac tac, el mismo ruido mientras camino a la cocina para servirme café.
Me siento en la silla del comedor como siempre y levanto mi mirada hasta alcanzar la ventana del frente de mi humilde casa, y con el cerebro en OFF "miro" para afuera.
Un sorbo de café primero.
El árbol, la calle, las mariposas, un cuerpo en el suelo, el portón y el buzón donde sobresalían 3 cartas de colores.
Otro sorbo de café.
Otro.
... y una pausa. Corro
Suelto mi taza de café y en función de la fuerza de gravedad cae al suelo de forma dramática, salpicando todo  el café que quedaba. Toca el suelo y se parte en 15 pedacitos que corren explorando mi casa. El suelo del transcurso desde el punto en el que había estado sentado hasta la puerta principal es de madera oscura, tablas de madera oscura. La puerta es alta y de un tono rojizo, hecha de madera también. El pestillo es dorado, se siente suave al tacto.
El aire afuera de la casa se siente cálido, un gran día de verano.
El pavimento que luego desemboca en la vereda es de hormigón.
La sangre escarlata que rodeaba al cuerpo que había tirado en el suelo de hormigón ese día de verano frente a la puerta de color rojizo con pestillo dorado de mi casa me dejó helado. No supe que hacer.
Black Moustache