Bueno, hola!
Estoy acá de vuelta. Que increíble como uno termina siempre volviendo a las
misas cosas. Hoy estoy acá nuevamente sin saber bien que es lo que pienso
hacer.
¿Voy a volver a escribir? ¿Lo voy a hacer regularmente?
Pasaron 3 años desde la última vez que me senté a publicar algo, y siento
que soy una persona distinta. Estoy en un lugar muy distinto de mi vida, y este
blog se las ha ingeniado para ser un depósito de pensamientos que son mucho más
intensos de lo que yo estoy capacitada para contener.
Pero a pesar de lo mucho que he cambiado, hay una cosa que se mantiene y es
la razón por la que volví. La inspiración. Estoy constantemente buscando la
inspiración. Esa fuerza que me impulsa a moverme y me hace sentir que soy totalmente
invencible. Es la fuerza que me define, que me permite transportarme en mi
imaginación a mil mundos. Es la forma que tengo de ser todas las cosas que
quiero ser. En muchos aspectos es más que cualquier realidad. Es mi rincón en
el mundo.
Y aquí estoy otra vez refugiándome en la hoja en blanco que nunca me
decepciona. Enfrentándome a un teclado solo con mis sentimientos en mano, y sorprendiéndome
porque hay algo que escribe por mí y no sé qué es. La rutina es la misma, me
siento frente a la hoja si saber que va a salir y las cosas salen. Ojalá eso
nunca deje de pasar.
Siempre afirmé estar segura de que las respuestas a todo están ocultas
adentro de cada uno. Están ahí latentes esperando para surgir cuando estamos
prontos para enfrentarlas.
¿Será que mi verdad es que eso que tanto busco, esa inspiración que tanto me
mueve vive adentro mío constantemente? ¿Será que es lo que soy y me equivoco en
pensar que la encuentro en otros lados, en otras cosas?
El otro día estuve reflexionando sobre los pensamientos y las acciones. Los
pensamientos son obviamente el motor de cualquier acción que queramos tomar. Si
me voy a levantar, tengo que pensar en eso antes.
Pero el impulso que me lleva a levantarme es tan instintivo, tan parte de la
acción, que no se si cuenta como un pensamiento. Después tengo los pensamientos
que marcan mi estado. Estoy feliz, estoy triste, y pienso en cosas felices o
tristes.
¿O es al revés? ¿Pienso cosas felices o tristes y eso me cambia? Es como un
círculo vicioso, es primero la gallina, el huevo, la gallina, el huevo.
No hay duda de que los pensamientos nos mueven. Pero después de mucho
reflexionar creo que la acción es mucho más fuerte que los pensamientos. Esto
se fundamenta en que pensamientos tengo MILES. Mil cosas pasan por mi cabeza en
un instante. La complejidad que me compone es realmente abrumadora. Pero
acciones, acciones son muchas menos.
¿Cuántas de las mil cosas que pienso realmente llevo a cabo? ¿Cuál es el
proceso que mi cuerpo experimenta que me hace HACER? Siento que las acciones me
definen mucho más que los pensamientos. Porque los pensamientos son gratis y
las acciones cuestan.
En definitiva, soy lo que hago. Y por alguna razón, no importa cuánto trate,
no puedo dejar de hacer esto, y ser esto.
Así que hola nuevamente mundo, here I go again.
Cerremos musicalmente: https://www.youtube.com/watch?v=pqJMJXOv1EI&t=42s
-S
Bienvenida de nuevo, bonita :)
ResponderEliminar