domingo, 3 de octubre de 2010

El no mirar mirando

No me molesta que el sol se filtre por las rejillas de mi oscura persiana en la mañana. No me molesta que insista en despertarme acariciándome el rostro con gentileza. Me molesta que lo logre.
Finalmente no había otra opción, había que despertar. Me dispuse a abrir el primer ojo, y casi que escuche el ruido que hace una puerta vieja y oxidada cuando no quiere abrir. Así sonaban mis ojos. Ahí va, el primero ya esta, ahora el segundo... El segundo ya estaba menos oxidado, abrió con mayor facilidad. Mi espalda comenzó lentamente a agregar grados de verticalidad, y entonces me encontré totalmente erguido en mi cama, observando mi pared desnuda. Sin ser por la cama en la que me encontraba al momento y el escritorio con su respectiva silla y lampara, ese pobre cuarto estaba totalmente vacío.
Tac tac tac. Suenan mis pies mientras camino por el corredor de mi casa yendo al baño. Tac tac tac.
Y pensar que no tengo zapatos puestos, que firme que piso el suelo.
Me empapo la cara pero sin mirarme al espejo, el agua chorreando quería distorsionar mi imagen somnolienta.
Tac tac tac, el mismo ruido mientras camino a la cocina para servirme café.
Me siento en la silla del comedor como siempre y levanto mi mirada hasta alcanzar la ventana del frente de mi humilde casa, y con el cerebro en OFF "miro" para afuera.
Un sorbo de café primero.
El árbol, la calle, las mariposas, un cuerpo en el suelo, el portón y el buzón donde sobresalían 3 cartas de colores.
Otro sorbo de café.
Otro.
... y una pausa. Corro
Suelto mi taza de café y en función de la fuerza de gravedad cae al suelo de forma dramática, salpicando todo  el café que quedaba. Toca el suelo y se parte en 15 pedacitos que corren explorando mi casa. El suelo del transcurso desde el punto en el que había estado sentado hasta la puerta principal es de madera oscura, tablas de madera oscura. La puerta es alta y de un tono rojizo, hecha de madera también. El pestillo es dorado, se siente suave al tacto.
El aire afuera de la casa se siente cálido, un gran día de verano.
El pavimento que luego desemboca en la vereda es de hormigón.
La sangre escarlata que rodeaba al cuerpo que había tirado en el suelo de hormigón ese día de verano frente a la puerta de color rojizo con pestillo dorado de mi casa me dejó helado. No supe que hacer.

4 comentarios:

  1. pude verlo todo como una película, o más bien, como una secuencia de fotos... más lenta....
    no sé, la cosa es que me encantó, y lo del cuerpo fue tan ._.

    un besote :)

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  2. ahhhh te cuento que recién ahora vi tu comentario en mi blog, que en realidad es un blog que no uso mucho ni muy seguido ni nada, por eso demoré en verlo :)
    -en relidad mi vicio-blog es el otro, el del farol azul ^^-
    y me alegra qe te haya gustado ese poema, gracias :$

    bueno, eso de conquistar al mundo yo ya lo había empezado a poner en práctica, pensaba dejarlo para después de salvar un escrito de mat, pero me di cuenta de que era más fácil conquistar el mundo -.- y de paso chantajear a la profe para qe me ponga 12 :B muajajaja

    y bueno, a mí también me vas a ver pululando por acá :)

    besitos, the other sophie :)

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  3. Hay que estar dormido para no ver un muerto che!

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  4. Gonzalo le matas la mistica a la historia ¬¬

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Black Moustache