La vida y muerte de un ave

Ya no lograba recordar como había llegado a la situación en la que me encontraba. Tirado en el pasto, muriendo del dolor, casi sin poder respirar. Dos enormes perros observándome atentamente, y yo ahí tendido, totalmente inmóvil. Trate de levantar mi cuerpo, pero el dolor era demasiado fuerte, no podía moverme. Pensé en agitar mis alas, para ver si lograba despegar vuelo una vez mas, pero no había forma. Ni caminar, ni volar, simplemente sufrir tirando contra el pasto. Por un lado me sentí un poco aliviado. No piensen que estoy loco, no piensen que disfruto del dolor, pero entiendan que para un ave como yo, sentir el suelo de esta forma tan cercana no era normal. Sentir el viento contra mis alas si, pero el pasto presionando contra mis pequeñas plumas, contra mi cuerpo entero era algo totalmente nuevo. Y bastante agradable tengo que admitir. Casi disfrutable, diría si no fuese por la situación en la que me encontraba. El dolor aumentaba a cada segundo y sabía que iba a lograr hacerme perder la razón.
En mi vida había sido feliz, había volado desde muy pequeño, mi familia me había enseñado a ser libre. Había tenido una vida plena. Y ahora no recordaba como había llegado a esta situación, pero si había una cosa de la que estaba seguro era, que si este era el momento de irse, iba a retirarme feliz, sabiendo que mi vida había sido plena.
De repente no pude mas. No podía pensar, no podía moverme, y ya no podía sentir el pasto contra mi cuerpo. Ya no valía la pena. No valía la pena para nada. Quería que se acabara el sufrimiento. En esos últimos 5 minutos me había vuelto todo lo sabio que nunca había sido, y sabía que era mi momento de partir. Pero mi cuerpo prefería seguir luchando, seguir sufriendo por mas tiempo, la situación ya no estaba en mis manos.
Entonces todo se obscureció, y pensé que se había terminado. ¿Al fin paz? Quise replicar, pero no pude, el dolor seguía conmigo, no se había ido, no se había terminado, algo estaba mal. Entonces entendí que no me había llegado el tan esperado fin, una gran figura se había posado delante del sol, y me había sumido en la obscuridad pero seguía vivo. No se cuanto tiempo paso entre el principio del fin y el fin, pero solo puedo decir que si antes había sentido dolor, lo que se sentía ahora no tenía comparación.
Había escuchado que antes de morir, después de sentir mucho dolor, los últimos minutos uno mejoraba, para luego perecer. Lo que no entendía era porque me había pasado lo contrario. Mis últimos minutos fueron los mas intensos de mi vida, hasta que al fin se acabó. Era el fin. Mi alma salió de mi cuerpo, y me vi levitando por sobre lo que una vez me había atado a la tierra.
En paz, observando el mundo con otros ojos. Ya no era un ave, no había ninguna etiqueta atándome. Ahora era simplemente parte de algo mucho mas grande.
Otra gran figura que no había aparecido antes se acerco a mi cuerpo. Le costaba mucho mirarme, parecía avergonzado de lo que me había pasado.
No sufras, le susurre al oído, viví una vida plena, y ahora me voy a un lugar mucho mejor, por favor no sufras por mi.
Y casi sentí que esta gran figura me escuchaba, y se dignaba a mirarme. Pero en sus ojos se leyó solo dolor, mientras empujaba mi cuerpo sin vida sobre un aparato, para llevarlo a otro lado y al fin darle la misma paz que yo estaba recibiendo.
Gracias por la consideración, quise decirle a aquel extraño, y mientras mi alma se elevaba pensé en él.










Inspirado por usted y su historia.