jueves, 30 de diciembre de 2010

A History of Nursery Rhymes (1899) by Percy B. Green

A man of words and not of deeds
Is like a garden full of weeds
And when the weeds begin to grow
It's like a garden full of snow
And when the snow begins to fall
It's like a bird upon the wall
And when the bird away does fly
It's like an eagle in the sky
And when the sky begins to roar
It's like a lion at the door
And when the door begins to crack
It's like a stick across your back
And when your back begins to smart
It's like a penknife in your heart
And when yout heart begins to bleed
You're dead, and dead, and dead indeed

Long time no see

He estado desaparecidisima y lo se. Estos días fueron duros. Pasaron tantas cosas... Que es dificil de creer.
Bueno, apostaré a empezar bien el año nuevo.
Feliz navidad (atrasada) a todos
y Muy feliz año nuevo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Capítulo Final

Mi hermano estaba desquiciado. Cuantas veces una niña puede decir eso y saber que lo dice en serio. Cada palabra. Estaba desquiciado y me estaba arrastrando a mi en esa locura que era su delirio. Pero no podía permitirlo. A lo largo de los años me había dejado atrapar casi sin darme cuenta como por la corriente en la playa. Un minuto estas nadando tranquilamente, y de golpe ya no haces pie y no tenes fuerza para empujar a la orilla. Era momento de ver que tan lejos estaba la orilla.
No me había dejado llevar por miedo a morir, sabía que nada malo iba a pasarme, pero la verdad, temía por él.
Pero ya no más. Ya no me iba a arrastrar de pueblo en pueblo. Ya no me iba a hacer esconderme de todo y todos. Ya no iba a tener que inventarle mas excusas. Porque era momento de que Francisco enfrente a Asesino.

-FRANCISCO DATE CUENTA- Le dije desesperada. -DATE CUENTA DE COMO SON LAS COSAS, YO SE QUE PODES GANARLE-

Mi hermano me miró con los ojos perdidos, claramente no entendía nada.
Me sorprendería si lo hiciera.
De repente se sentó en el suelo, se agarro la cabeza, se puso pálido.

-NO FRANCISCO, NO DEJES QUE TE DERROTE, TU SOS EL MAS FUERTE.-
-¿Que me derrote quien Celeste, de que estas hablando?-

-Asesino Francisco, no lo dejes ganar- Mis plabaras ya no eran un grito desesperado, ahora eran un llanto doloroso de ayuda.
-¿Donde, donde esta?- Preguntó Francisco asustado, mirando para todos lados.
-Ahí Francisco-
-¡¿Ahí donde Celeste?!-
-AHÍ FRANCISCO, AHÍ AHÍ AHÍ ¡AHÍ ADENTRO TUYO! ¿QUÉ NO TE DAS CUENTA? ¿QUÉ NO TE ACORDAS? SOS TU FRANCISCO-
Ahora si que parecía sorprendido, ahora si que se había perdido. Se recostó en el suelo embarrado y vomitó.
Le acaricie la espalda para que se recupere.
Luego lo agarre con fuerza y le susurre al oído todo, rápido antes de perderle, antes de que él llegue.
Le susurre como lo había encontrado ese día en el bosque, como había visto como mataba a Rossana, como me había dado cuenta de lo que pasaba y como lo había convencido de huir. Como cada vez que llegabamos a un lugar me aseguraba de ayudarlo para que nadie le hiciera daño. Como Asesino me explicaba que no podía parar, que no podía no hacerlo. Como yo le creí inocentemente, y como ahora sabía que el podía salvarse.
Fue mucho para Francisco, y en un ataque de furia se paro de un golpe de la posición en la que estaba empujándome contra un árbol.
Si había algo en lo que Asesino y Francisco eran iguales era en su amor por mi, en seguida que me vio contra el árbol corrió en mi dirección, y fue tan extraño sentir como los dos decían que me iban a cuidar.
Le di un cachetaso.
-Francisco tu sos fuerte. FRANCISCO REACCIONA-

Y entonces ya no se que pasó. Solo puedo suponer. Solo puedo suponer que comenzó a recordar su otra vida, su otro yo. Suponer que empezó a llenar los baches que faltaban en su vida. Suponer que Francisco y Asesino no son la misma persona y adentro de el, luchaban por sobrevivir.
Solo puedo suponer porque Francisco callo desmayado en ese momento.
Y yo me senté al lado de el, quien sabe por cuanto tiempo, la lluvia comenzaba a caer otra vez.


Hasta que al fin despertó, siendo solo uno de los dos

viernes, 10 de diciembre de 2010

Capitulo 3 de 4

Toc, toc toc toc...
El agua cae de forma seca sobre nuestra carpa. Toc, toc, toc, Celeste duerme.
No logro recordar cuando me fui a dormir, estaba demasiado cansado.
Celeste parecía estarlo también, la veo en su sobre con su cara sudada y su pijama aún doblado al lado de su almohada.
¿No se cambió anoche? Eso si que es cansancio.
Salgo y me paro abajo de la lluvia, simplemente a sentir el agua caer. Toc, toc, toc.
Estoy cansado de huir, estoy cansado de tener miedo. Estoy cansado de tener miedo por la pobre celeste.
Ya no quiero nada mas de esto.
La cabeza me comienza a pensar, me empiezo a sentir mareado.
Es que es tan difícil seguir así, no establecerse en ningún lado.
La cabeza me palpita del dolor, el agua cae y se escurre por mi cuerpo.
Es tan difícil no ESTAR verdaderamente en ningún lado. No SER nadie. No SENTIRME nadie.
Necesito sentirme alguien, en algún lado.
Creo que voy a vomitar del dolor.
Escucho que el cierre de la carpa se abre, y Celeste sale de adentro.
Ya casi no llueve.
Me doy vuelta para darle los buenos días, pero me quedo observándola en silencio.
Su ropa esta cubierta en sangre, sus ojos hinchados de llorar.
Mi primer impulso fue susto, pero enseguida me di cuenta que no era su sangre.
Algo raro esta pasando.

-¿Celeste de quien... ?- No puedo ni terminar la frase.
Celeste se larga a llorar, y me abrasa.
-REACCIONA! - Me grita - DATE CUENTA PORQUE NO PUEDO SEGUIR ASÍ-



Continuará...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Capítulo 2 de 3

Había cosas que siempre me habían costado en la vida. Admitir cuando estoy errado o cosas así... pero matar nunca había sido una de esas.
Lo sé ¿Es un poco tétrico no? La verdad es que simplemente no me llega tanto. La verdad es que me produce mucho placer. Es tan delgada la linea entre la vida y la muerte, y no la aprecias verdaderamente hasta que no has obligado a alguien a cruzarla. Hasta que no te han penetrado los ojos de tu victima en búsqueda de algo de piedad. Si, the finer things in life...
De todas formas, la sociedad hoy en día no es digamos... la fanática numero uno de los sádicos sedientos de sangre, por eso tengo que mantener el perfil bajo.
Si mato mucha gente seguida, soy un asesino a serie. Odio esa clasificación. Siempre buscando un motivo, siempre buscando un patrón, algo que impulse a este loco suelto a matar gente.
¿Qué no puedo ser una persona normal con un pasatiempo incomprendido?
Entonces tengo que cambiar de locación constantemente, y hacerlo siempre con cautela.
Viajo solo preferiblemente, no strings attached, es mas cómodo.

Y ¿Qué mas puedo contarte de mi? Aaah si, mis presas favoritas.
La verdad es, que yo no los busque, ellos me buscaron. Fueron aproximadamente tres semanas en las que cada vez que cambiara mi escondite los encontraba. Cada pueblo estaban ahí, no importa que tan al azar lo hubiera elegido o que tan pequeño fuera el pueblo.
Entonces decidí que se lo estaban buscando.
Pero no quiero lastimarlos, no por ahora.
Por lo menos no a ella. Ah, porque no te conté. Son dos, un hermano y una hermana. La pequeña... la pequeña me resulta fascinante ¿Te dije que mas de una vez hasta hablé con ella?
Su hermano mayor no tiene ni idea, pero la pequeña Celeste me encontró en plena andanza una noche.
Nos miramos serios por un segundo, y en seguida, no se porque su mirada se ablandó ante mis ojos.
Los ojos llenos de lagrimas, el cerquillo pegado a la frente a causa del sudor, me miró con lo que supongo yo era miedo.
-¿Porq... - Trató de pronunciar, pero no pude hacer mas que interrumpirla.
-No voy a hacerte daño, no te asustes ¿Cual es tu nombre?-
Me observó horrorizada y en lo que yo creo era un estado de shock. Las lagrimas brotaron nuevamente de forma abrupta, pero me quede callado, bañado en sangre observándola.
Al final se recuperó.
-Celeste-
-Bueno Celeste, no tenes nada de que preocuparte, a ti pequeña no te voy a hacer nada-
Celeste asintió. Me di medía vuelta, para caminar hacia un lago que sabía que había cerca de ahí y cambiar mi ropa. Celeste me siguió en silencio.
Cuando me había cambiado me senté en el suelo y ella se sentó conmigo.
-No te voy a delatar, no te preocupes- Me dijo con sus ojitos llenos de nervios.
Tanto que me puso a mi nervioso, y comencé a sudar.
-Esta bien- Asentí
-Deberías irte- Me dijo. Y yo sabía que ella tenía razón.
Corrí sin saber a donde iba, dejando atrás a la pequeña celeste. Mis manos sudando aún por los nervios.
Y así cada tanto me la encuentro, por lo general antes de matar o después de. Ella me acompaña, me regala ropa, se fija que este bien y luego se va.
No, la pequeña Celeste no tiene de que preocuparse.


Continuará...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 1 de 3

Lo único que podíamos hacer ahora era correr. Escapar y tratar de escondernos de ese peligro inminente que parecía estar empecinado en seguirnos. En cada lugar en el que estábamos mas de un día comenzaban a pasar cosas extrañas. La gente comenzaba a morir, y sabíamos que eramos los objetivo de esos ataques frustrados. Los noticieros locales estallaban en desesperación apenas siquiera nos posábamos en algún pueblo. Hacía tanto tiempo que las cosas eran así que casi no podía recordar como había comenzado. Casi. Una mañana como cualquiera en el orfanato en el que vivíamos, mientras descansaba en mi cuarto escuché los gritos desesperados de la encargada. Me paré de un salto de mi cama y baje la escalera, me sudaban las manos. Para cuando llegue a donde estaba la encargada me sudaba todo el cuerpo por los nervios. La mujer lloraba desesperada y tenía en brazos un pequeño cuerpo bañado en escarlata sin vida. La imagen me quedó grabada en la retina, ya hasta el día de hoy tengo miedo de cerrar los ojos y volvernos a encontrar. Nunca había visto un muerto, y a mis 17 años fue algo que verdaderamente me impresionó. Mi hermana estaba parada al lado de la encargada con los ojos en blanco, la boca abierta y el cerquillo pegado a la frente. Cuando notó mi presencia me hizo señas de que la siguiera. Me llevó a la cocina y me tomó el brazo con preocupación.
-Yo vi cuando sucedía Francisco. Lo vi, como Rossana estaba jugando y la agarraban, y la mataban en el bosque. Lo vi todo- Me dijo desesperándose.
La tomé en mis brazos con fuerza, y ella me sostuvo un segundo, para luego correrse y mirarme directamente a los ojos.
-Tenemos que irnos. Quien lo hizo, quien lo hizo me vio Francisco, tenemos que irnos de acá.-
Y así comenzamos a huir. Y el asesino comenzó a seguirnos.

Era llegar a un pueblo para que la gente a nuestro al rededor desapareciera o muriera. La dueña del bar donde habíamos comido, el dueño de la posada donde habíamos planeado dormir. No podía ser coincidencia. Ya simplemente parecía que se había vuelto casi un deporte. Mas que matarnos era perseguirnos, aterrorizarnos. Pero no iba a arriesgarme a que la persecución al final le aburriera.
Y es así que mi hermana y yo huíamos cada vez que las cosas comenzaban a tener sentido. 

Celeste tenía solamente 12 años, no era una vida para ella la que estábamos llevando y yo lo sabía. En mi afán de proteger a mi hermana de lo que nos sucedía nunca me quedaba claro si le hacía mas o menos daño que nuestro sigiloso asesino.
Pero no podía arriesgarme. Celeste era lo mas importante en mi vida, y no podía permitir que nadie la lastimase.



Continuará...

martes, 7 de diciembre de 2010

Retrato de un alma rebelde



De joven era rebelde. Era vivaz, no le gustaba hacer lo que le decían. Tenía un temperameeeento que, agarrate si se enojaba contigo. Sin embargo sabía respetar a la autoridad. Bueno, y cuando la autoridad no prestaba atención se largaba en la suya. Era aventurera, le gustaba salir a explorar y volver a casa muy tarde. Soñadora, siempre le fascinaron las motos. Los padres querían mantenerla atada, pero su corazón era libre. Salir a correr la hacía sentir viva, igual al rededor de la casa. En sus veranos en punta del este tuvo un gran amor. A él le dio todo, se entregó totalmente, era suya. Juntos tuvieron hijos, eran todos igualitos a él pero con el espíritu rebelde que ella contenía. Le dio todo el amor del mundo a su hija, hasta que pasó lo peor, y tuvo que seguir adelante sola. Pasó el tiempo y su amor se fue lavando, pero siempre los va a recordar con cariño. Igual tiene su familia, aún en día que la ama y la respeta. Hoy luce su cabello gris con elegancia. Descansa en el sillón, disfrutando de la compañía de la gente que ama. Sigue siendo vivaz, pero de otra forma. Sigue teniendo ese temperamento fuerte, esa forma de ser rebelde. Pero ahora es madura, ahora ha vivido y entiende. Sabe disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, y hoy en día, Fara es feliz, como lo fue toda su vida. 




Inspirada por ti


100

Mi entrada numero 100.
¿Qué? No es la octava maravilla del mundo
No va a curar el cáncer o el sida
No te va a solucionar la vida, y no te la va a cambiar.



Pero es mi entrada 100 ^^


Muchas Gracias.
Black Moustache